La quilla (al igual que el mástil) es uno de esos elementos a los que muchos no le dan la importancia que merece, quizás es porque se ve poco, pero lo cierto es que afecta decisivamente al comportamiento y las prestaciones de la tabla; del mismo modo que puede adaptarse mejor o peor a nuestro estilo de navegación.
Recuerdo perfectamente la primera vez que cambié la quilla a una tabla, era mi primera tabla “pequeña” una Bic Hard Rock de segunda mano a la que le cambié la quilla wave-slalom de plástico que traía de serie por un modelo más rígido y de olas, la diferencia fue abismal.
Desde entonces siempre he sentido curiosidad por esta parte fundamental del equipo y cuando no tengo la posibilidad de cambiar de tabla al montar vela más grande o pequeña, por lo menos lo que sí hago es cambiar de aleta, ya que la superficie de esta al cambiar la intensidad del viento, afecta casi tanto como la de la vela, así que sin llegar al extremo de los corredores de Copa del Mundo, que muchos de ellos tienen una medida diferente de quilla por cada vela, si que es importante por lo menos tener dos o tres aletas de distintas medidas según las condiciones en que vayamos a navegar.
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